Amor agresivo
El Reino de Dios es como un tesoro oculto en un campo. Hace tan solo unas semanas, Tony y yo asistimos a la Cumbre de Líderes Europeos, dirigida por el Comité Regional Europeo, en Cracovia, Polonia. He de añadir que Polonia en enero no es el momento más indicado en el año para visitar esta hermosa ciudad. Sin embargo, estar con todos nuestros hermanos y hermanas de Aglow fue una experiencia maravillosa y cálida. Lo he dicho antes pero es que reunirse con la familia de Aglow en cualquier lugar del mundo es como haber conocido a alguien toda la vida. Es como si uno fuera parte de la familia, instantáneamente. Solo la obra del Espíritu Santo y nuestro mutuo amor por Jesús podría producir semejante sentimiento.
Había representación de unas 30 naciones. La adoración fue dirigida por dos mujeres de Gran Bretaña, Sarah White y Amy Coulbeck, junto con una violinista Ruzanna Torosyan, presidenta nacional de Armenia. Una vez más, la expresión de nuestro amor mutuo hacia Dios y nuestro deseo por exaltar Su nombre elevaron la atmósfera a un lugar diferente.
El conferencista de este año fue Asher Intrater, de Jerusalén. Asher compartió en cuatro oportunidades y cada mensaje estuvo lleno de revelación, unción, humor, aunque también de la seriedad que él siente por preparar al pueblo de Dios para los últimos tiempos y para el advenimiento de Jesús. Una frase que él dijo quedó en mi corazón y mente: “Es la hora de advertir a las personas del mal que viene”. Como creyentes, yo sé que todos caminamos con la consciencia de los tiempos en que vivimos, sin embargo al decirlo Asher, algo pasó en mi corazón. La hora está cerca y la necesidad es mayor de la que nos permitimos aceptar.
¡Levántese, resplandezca, porque ha venido su luz!
Sus mensajes incluían palabras familiares de Isaías 60:1-3. “¡Levántate, resplandece, porque ha venido tu luz y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti! Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra y oscuridad las naciones; más sobre ti amanecerá Jehová y sobre ti será vista su gloria.”
Él añadió este comentario al comenzar a hablar de la escritura de levantarse y resplandecer. “En oración, hoy sentí que el Señor, Yeshua, quería decirles gracias. Gracias por el liderazgo de Aglow. Gracias a todos en Aglow y gracias por Aglow en toda Europa. ¡Gracias por caminar con Él y por ser Su luz en nuestro mundo!”
La desposada glorificada
El enfoque particular que quiero presentarles en este blog es su mensaje de La desposada glorificada. Él habló de Salmos 45:1-2 Eres el más hermoso de los hijos de los hombres; la gracia se ha derramado en tus labios; por tanto, Dios te ha bendecido para siempre.
Él dijo que, cuando usted recibe a Yeshua, recibe a todas las personas que vienen con Él. Eso no siempre es un concepto fácil de entender. Jesús es, tanto el rey de Israel, como la cabeza de la Iglesia. Para el judío que recibe a Jesús, ese no es un concepto fácil, pues tiene que recibir a toda la iglesia gentil. Permítame añadir algo cómico acá que Asher compartió con nosotros. Él creció asistiendo a la sinagoga.
Dijo, “Nunca había asistido a una iglesia en toda mi vida. De hecho, recuerdo una vez en la que llegué a una iglesia, fue para una boda en una iglesia católica. Mi papá estaba a mi lado y mi hijo, al otro lado. Al entrar, había un crucifijo gigante. Me parecía que medía 10 metros de ancho”. Estos tres judíos entraron y miraron a Jesús en la cruz. “Mi papá se acercó y susurró al oído de mi hijo, ‘Mira, más te vale ser cuidadoso, ¿ves lo que le hicieron al último judío que entró a este lugar…?’”.
¿Puede imaginar los obstáculos a los que debe sobreponerse la mente de una persona judía? Aunque lo que le sucedió a Asher podría sonar divertido, sí revela la forma de pensar que prevalece en la mente de algunos judíos.
Según lo vemos nosotros, cuando un judío se convierte en creyente en Jesús, se involucra en un panorama más amplio del que había conocido hasta ese momento. Él ahora es parte de un cuerpo a nivel mundial que se llama la Iglesia (o el cuerpo de Cristo).
Recuerde lo que dijo Jesús acerca del tesoro en el campo. (Mt. 13:44) El Reino de Dios es como un tesoro escondido en un campo. No se puede comprar solo el tesoro; hay que comprar el campo completo. Así es que, cuando queremos a Jesús –porque Él es el tesoro– también recibimos el campo completo junto con Él.
¡Efesios 1:15 se refiere a todos los que llegan a la fe en el Señor Jesús como santos! Quizás usted piensa, “Bueno, conozco a un par a los que no llamaría santos…” Pero, desde la perspectiva de Dios, todos somos llamados santos. Cada individuo que ha nacido de nuevo y que ha sido lleno del Espíritu Santo es un santo de Dios. Y somos llamados a amar a ese grupo de personas.
La ecclesia
Yeshua es el Esposo y Él tiene una desposada, una esposa. Somos todos nosotros juntos. La Biblia dice que esto se llama la ecclesia en griego. Puede significar la congregación local de la fe, pero también significa todas las personas de Dios como un todo.
Piense en el hecho de que Yeshua es hermoso y glorioso. Su amor por nosotros nos asciende a un lugar de belleza y gloria. Su deseo, Su pasión por Su desposada, nos eleva a todos a un lugar en donde nos convertimos en algo hermoso; nos volvemos gloriosos. Somos llenos del mismo Espíritu que Él tiene.
Estamos siendo desafiados a amar a todos los santos. Estamos siendo llamados a agrandar nuestro corazón enormemente, más de lo que alguno de nosotros hayamos experimentado jamás. Nos llama a amar como nunca hemos amado… y debe incluir a todos los santos.
Piense en esta gran expansión. Hay santos en cada nación, de cada color, de cada idioma, y de cada grupo étnico. Pienso en el pueblo de Europa oriental llegando a la fe, hombres y mujeres judíos llegando a la fe. Piense en todas las distintas culturas, creencias, costumbres, idiomas y personalidades. Sin embargo, cada grupo étnico está siendo llamado y está aprendiendo a amar a los demás.
Esto requiere de un tipo de amor agresivo. Requiere de un tipo de amor que viene del Cielo. Este tipo de amor significa que debemos aprender a rendir nuestra vida a favor del otro.
Cristo amó a la iglesia y se entregó a Sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviera mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa y sin mancha. Ef. 5:25
Somos la Iglesia internacional, la ecclesia, el cuerpo internacional de Cristo.
Somos su esposa gloriosa.